“¿Quiero ser mamá?” puede ser una pregunta insuficiente porque descontextualiza: nadie es madre en el vacío
Te propongo otras preguntas:
¿Qué emociones sientes? Recuerda que cada emoción es mensajera de una necesidad. ¿Con qué necesidades las relacionas? Tip: busca una lista o un círculo de emociones para encontrar las más precisas.
¿En qué condiciones sí te gustaría?, ¿en cuáles no?
¿Qué estarías dispuesta a hacer en la búsqueda de la maternidad?, ¿qué no? Recuerda que los imaginarios donde no hay límites son fantásticos, no reales. Si no identificamos las condiciones y los límites de nuestros deseos podemos generar una expectativa inhumana (porque sólo un superhéroe podría todo) y estas situaciones son insostenibles y crueles.
¿Qué te da curiosidad o necesitas saber de fertilidad, búsqueda de embarazo, parto, postparto, maternidad y/o paternidad?
¿Cómo se relaciona la pregunta de ser madre con otras áreas de tu vida (pareja, trabajo, familia, amistad…?
¿Con qué quieres acompañar los momentos de incertidumbre?
¿Qué otras identidades (que no tengan que ver con ser madre) son centrales en tu vida?, ¿cómo las procuras?
¿Qué le da sentido y felicidad a tu vida? A veces nos hacen sentir que sólo lo encontraremos en la maternidad y eso puede ser una carga injusta para un hije.
¿Hay algo en particular que te haga sentir presionada?, ¿necesitas poner un límite? Recuerda que los límites no son algo que la otra persona no pueda hacer (porque eso escapa de nuestro control), son, más bien, acciones que dependen de nosotras mismas y protegen nuestro bienestar.
A veces hay una negociación interna: hay una parte de nosotras que sí quiere y otra que no quiere o no sabe… ¿Qué necesitas para cuidar (no necesariamente satisfacer) a todas las partes de ti que están negociando?
En ocasiones, podemos necesitar de un espacio psicoterapéutico para reflexionar más a fondo sobre lo que estas preguntas nos mueven, lejos del ruido de las expectativas y las presiones sociales.