Es imposible evitar el conflicto

Cuando decimos que “queremos evitar el conflicto”, generalmente ya estamos en conflicto.

Un conflicto es el encuentro entre dos (o más) necesidades, real o aparentemente, incompatibles. Como somos tantas personas y tan diversas, es cuestión de tiempo que ocurra un conflicto. El conflicto, en sí mismo, no implica violencia.

Entonces, tendríamos que preguntarnos qué es lo que queremos evitar en realidad y si hacerlo nos resulta estratégico.

Por ejemplo:

  • ¿Al “evitar un conflicto”, estoy cediendo una necesidad propia para procurar que el otre no se sienta incómode?, ¿qué necesitaría para poder incomodar al otre en la búsqueda de una relación más respetuosa, sostenible y disfrutable?

  • Se puede incomodar desde el cuidado: podemos transmitir que justo porque valoramos nuestra relación y queremos que ambas partes estemos bien necesitamos revisar (o generar) los acuerdos, aunque esto implique una incomodidad pasajera.

  • También en ocasiones al “evitar un conflicto” podríamos estar cediendo una necesidad para ponernos a salvo de una amenza (real o percibida). En esta situación, quizás, reconocer para nosotres mismes que estamos en conflicto y estamos cediendo una necesidad para salvaguardar otra, puede ser un primera paso para buscar alternativas. Ceder puede ser necesario, pero debería tener un final lo más pronto posible.

Anterior
Anterior

¿Te ha pasado que cuando te preguntan “¿pero qué te cuesta?” te respondes “bueno, sí, no me cuesta nada”?

Siguiente
Siguiente

Ser (m/p)adre no es un derecho. Puede ser un deseo. Incluso tu mayor deseo.